La mediocridad y la envidia: Ruina de la sociedad

Publicado  lunes, 2 de junio de 2008

Por: Ramón Morales Verduga

Email: moralesverdugaramon@gmail.com

La mediocridad y la envidia: Ruina de la sociedad

Se dice que la mediocridad y la envidia son causadas por la ignorancia, por falta de prudencia o en el mayor de los casos por la insensatez humana. Nuestros actos en el convivir diario demuestran lo conformistas e ingenuos que somos los ecuatorianos. Y ese resentido padecimiento social crea un ambiente acomplejado que arremete contra personas que siguen los preceptos de ponerse metas y de proyectarse hacia un mejor futuro. ¿Sí o no señor lector?

Líderes políticos, personas con doble personalidad, moralistas des- moralistas, egoístas, envidiosos; entre otros, se encuentran en una sociedad que no vive tranquila con su vida, sino que se ocupan de la subsistencia del otro. Ahora aquí, vivimos días en los que abunda, entre sorpresas y perplejidades, la exaltación de la tontería, insolencia y necedad.

Para ser mediocre y envidioso no se estudia, se siembra desde lo inverosímil. ¿Han escuchado estas frases?: “Porqué no puedo ser como aquella persona”, “Lo que puedas hacer hoy, déjalo para mañana”. “Ya habrá tiempo. Tranquilo, no se preocupe”. “Hay que descansar, dormir hasta tarde, tomar vacaciones largas”. En fin, todo lo que encarna el chisme, la difamación y la hipocresía.

Algún día mi abuelo en mi etapa de adolescente me dijo: “La forma más rápida de conocer la mediocridad y la envidia en el ser humano, es en aquel que no se siente ignorante en alguna área de su vida y que desea continuar con el aprendizaje de sus errores para no sentirse esclavo de sus acciones”.

No se trata de ningún trabajo dramático ni de alguna utopía filosófica, se trata de cambiar paradigmas de vida que llevamos enclaustrados en el bochorno de las conciencias por lo errados de nuestros hechos. La buena persona deja en silencio las difamaciones de los canallas y se preocupa por no caer en el mundo profundo de los mediocres y envidiosos.

La mediocridad y la envidia no admiten escrúpulos ni remordimientos. Hay que tenerlo presente como una norma para poder superarse y emprender el vuelo hacia soñado. No se olvide: Perro que ladra no muerde. Así mismo, los mediocres y envidiosos serán mirados desde arriba del hombro por los vencedores y al ver el desfile triunfal se querrán unir desmedidamente a ellos. ¡Ojalá no se demasiado tarde!..¿Usted que espera?...