BANFIELD TALADRÓ AL CUENCA

Publicado  miércoles, 17 de febrero de 2010

Banfield, cuadro conocido como el taladro con 113 años de historia en el fútbol argentino, ganó esta semana en la altura al Deportivo Cuenca. No hubo secretos; ni madrigueras en la previa de este partido. Como cualquier equipo rioplatense, charrúa o brasileño, temeroso hasta la saciedad por los designios de la altura, viajaron horas antes del encuentro desde Guayaquil hasta la serranía morlaca.
El marcador fue contundente. Un cuatro a uno para los gauchos, que desplomaron a los locales con un sistema defensivo implacable y con la eficacia superlativa al momento de concretar. Por eso es que no me canso de darle reconocimiento a la frase que un periodista debe estampar en su memoria: “Hay equipos que simplemente sirven para el torneo local. Luego vienen los incomparables, los que por lo general, tienen sed de gloria”. Y el Deportivo Cuenca demostró que le falta el estirpe de los grandes competidores en esta clase de compromisos internacionales.
Es verdad, falta camino por recorrer todavía en los grupos y cualquier cosa puede deslizarse. Sin embargo, perder por un 4-1 en condición de local, preocupa a cualquiera y más le debe alarmar el DT de los morlacos, Paúl Vélez, quien seguramente tratará de reflexionar considerablemente de cara a próximos partidos en el Alejandro Serrano Aguilar, para no pasar por vergüenzas deportivas como éstas. Sumémosle a todo lo dicho, la derrota obtenida en el primer partido de visitante frente a Nacional de Montevideo, un histórico y favorito del grupo para clasificar como primero.
Es evidente que no podemos dejar de precisar que para cumplir grandes gestas históricas y deportivas, un equipo de fútbol debe armarse como cuando una nación lo hace para una guerra: “HASTA LOS DIENTES”. La pobreza y poca inversión de pequeños elencos, en cuanto a la base de sus jugadores experimentados y juveniles, dan para esperar papelones como la del último miércoles. En esta era moderna de fútbol globalizado, donde el amor por la camiseta es una frase filosófica del pasado; solo queda motivar a los distintos dirigentes para que la inversión no solo quede en proyectos, sino en hechos que estén familiarizados con propósitos a corto, mediano y largo plazo, donde las conquistas deportivas queden impregnadas en la retina del propio y extraño. Un verdadero ejemplo es Liga de Quito. ¿Alguien duda de eso? El que piense lo contrario, sería bueno darle un paso directo e indefinido al manicomio...(RMV)