ADIÓS, MAESTRO HUMBERTO

Publicado  lunes, 11 de octubre de 2010

Siempre evidencié que con el periodismo, viviría múltiples experiencias, que con el paso de los años las podría enmarcar en mi memoria, hasta el último día de mi existencia.

27 de julio de 2010: Recibí un correo electrónico, en donde se me hacía una oferta de trabajo gratificante a nivel profesional, como free lance. Me escribió uno de los periodistas que siempre admiré y sigo admirando en el ámbito ecuatoriano: Esteban Michelena (escritor de revista SOHO y otros medios escritos). Aunque a usted le cueste creer, no siempre espero bueno paga en las labores relacionadas a la profesión más hermosa del mundo: LA DE PERIODISTA.

Siempre parto al encuentro con las experiencias que sean enriquecedoras para una sociedad, a la que le falta de originalidad y preceptos de alta autoestima personal. Todo eso compete a la fe interna, algo inentendible, hasta que cada ser humano lo aprenda a dinamizar en su vida cotidiana.

En fin, el contenido que debía abordar en mi investigación, iba encuadrado en la vida y obra de Don Humberto Alvarado Prado, considerado por unos, como el padre del periodismo radial ecuatoriano. En un principio, reconozco que no tenía idea, acerca del personaje que me habían propuesto escribir. Sin embargo, con las respectivas fuentes de entrevistas, como la de los personajes manabitas: Marcos Espinel, Guido Bonilla y Paco Hidalgo; pude palpar que de quien se estaba dialogando, era el ápice deslumbrante del ayer y de las huellas que dejó en el hoy, dentro de la comunicación social del Ecuador.

Humberto Alvarado Prado, apagó su llama vivencial el pasado 10 de septiembre, en una clínica de Guayaquil, luego de padecer una terrible enfermedad. Su legado estuvo fraguado por la lucha de ideales, honestidad imperecedera y responsabilidad en sus actos profesionales periodísticos. Fue uno de los más perseverantes y capaces soldados del pensamiento radial ecuatoriano y la encarnación del periodismo libre, puro, desinteresado y batallador; que lamentablemente en los últimos años ha estado acostumbrado a las deficiencias deslumbrantes por quienes pretenden generar una información, desunida del argumento principal e indeleble de un periodista: LA ÉTICA. Paz en su tumba, maestro Humberto… (RMV)