Falta poco para que concluya
la primera fase del mundial Brasil. En relación a nuestro continente, ilusionan
Colombia y Chile. El virtuosismo futbolístico de los araucanos, se basa en la
mística impuesta por Jorge Sampaoli. Su filosofía fue comprendida hasta la
saciedad por sus jugadores, que entre los condimentos de esta cita ecuménica,
está en haber implantado un gran juego
colectivo en las distintas líneas de juego. El premio llegó y eliminó a la campeona reinante, España.
En el lado cafetero, José
Pekerman, supo amalgamar y recuperar el juego contundente de los colombianos. Personalmente pensé que
las dos mejores selecciones colombianas que observé, fueron la de 1990 y 1994
con los Higuita, Valderrama, Álvarez, Rincón, Redín, Asprilla, Valencia,
Iguarán, entre otros . Sin embargo, en mi memoria también estarán los James,
Cuadrado, Armero, Ospina, Yépez, Gutiérrez, etc. Un grupo que está para grandes
cosas, sino se dejan persuadir por el fanatismo momentáneo.
Me quedan debiendo,
Argentina y Brasil. No aparecen en todo su esplendor Lionel Messi y Neymar. Tampoco hemos visualizado las
sociedades de juego a las que hemos estado acostumbrados entre albicelestes y
auriverdes. Claro está, que el fútbol ha evolucionado con el paso del tiempo y
no hay equipo chico. Los patitos feos quedaron para la historia.
Uruguay y Ecuador pagaron
caro sus ingenuidades en la primera presentación. Ambos equipos se juegan en la
última fecha, sus pases a octavos de final. La experiencia en este grado de
competencias ayudará en gran medida a los charrúas. Con la tricolor, nunca se
sabe. Pero no dejemos de ser realistas. Futbolísticamente, hay que arroparse
hasta donde la sábana alcance. Llevamos tres mundiales y hay mucho que “MEJORAR”…
(RMV)