Foto: Diario Marca
“Todos hemos
hecho un trabajo espectacular. No sabemos el alcance que tiene esto. Es
increíble”. Fue la frase de Andrés Iniesta,
volante español, cuando consiguió el título mundial frente a Holanda, en la
final de Sudáfrica 2010.
Cuatro años
después y ante la misma selección, en el debut de Brasil 2014, la roja ibérica fue
humillada 5x1 frente a la naranja mecánica. "Poco se puede decir
después de un resultado así. No hemos tenido poder de reacción. Es un contratiempo
que nadie esperaba", sentenció luego del
partido el propio Iniesta a medios españoles.
Y es verdad.
Nadie esperaba ese apabullante resultado. Sorprendió a propios y extraños.
Muchos observamos como Iker Casillas y la defensa española, tuvieron
el peor día de sus vidas. Aquello lo aprovecharon Van Persie, Robben y compañía. Vengaron categóricamente la
derrota amarga de Johannesburgo.
El fútbol trae
estas utopías impensadas. Más allá de analizar el funcionamiento deportivo, con
el léxico acostumbrado de las distintas crónicas de los partidos, el detalle está en
dos palabras fáciles de comprender, pero muy difícil de impregnarlas con solvencia dentro
del terreno de juego: “CONTUNDENCIA
GOLEADORA”. Holanda magnificó y destrozó a la defensa española. Argumentó un notable soporte colectivo en sus
distintas líneas de juego.
Pudieron ser algunos goles
más. Un golpe brutal para España que
seguramente será complicado de superar. La naranja mecánica exprimió la
hidalguía española. Como dijo algún día Johan
Cruyff, ex seleccionado holandés: “Al
fútbol siempre debe jugarse de manera atractiva. Debes jugar de manera
ofensiva. Debe ser un espectáculo”…HOLANDA fue un verdadero SHOW FUTBOLÍSTICO… (RMV)