ESCRITO DE SANTIAGO ROLDÓS B.

Publicado  jueves, 26 de julio de 2007

La traición de Correa y el proceso abandonado

Poco nos queda del emocionante discurso de toma de posesión el 15 de enero pasado, donde Correa fue frontal, contradiciendo toda la ceguera fanática de nuestra peor izquierda, la fundamentalista, tan experta en sepultarse a sí misma

Recién designado ministro, Alberto Acosta (AA) nos explicó que la verdadera importancia de la Asamblea, más allá de sus logros puntuales, radicaba en el proceso constituyente en sí. Esa interesante filosofía política la expuso en la misma entrevista de Expreso que le valió la desautorización pública del Presidente y el Ministro de Gobierno entrantes, bajo el argumento de que el Ministro de Energía "nada tenía que decir u opinar en materia política", tras cuestionar AA los poderes fácticos de la derecha gobernante en Guayaquil.

Al margen de que el mismo Rafael Correa (RC), seis meses después de mandarlo a callar, lo ponga a encabezar la más importante tarea "política" de su movimiento (en beneficio de la visión del petróleo tan poco ecológica y dudosamente nacionalista de Carlos Pareja); al margen de que dicha desautorización se produjese (y esto es sano no olvidarlo) al mismo tiempo que Correa y Larrea negociaban en secreto con la "Sociedad Patriótica" el destrabe de la Consulta y el reparto del Supremo Electoral; y al margen de que sumando todo eso parecería que las polémicas del régimen no se diseñan en función de la transformación/contradicción social, sino del marketing y la rentabilidad electoral, o sea, ¡de la "partidocracia"!; conviene preguntarse ¿cómo se ha dirigido este "proceso", qué ha pasado en estos meses que bajo la lógica de AA eran tan decisivos para sustentar el cambio? Poco nos queda del emocionante discurso de toma de posesión el 15 de enero pasado, donde RC fue frontal e inteligente al mismo tiempo, contradiciendo toda la c e g u e r a f a n á - tica de nuestra peor izquierda, la fundamentalista, tan experta en sepultarse a sí misma a través de entelequias como la "falta de protocolo que oxigena" o bien convencerse de que para ser popular hay que ser tan patán como Abdalá Bucaram.

Pero en lugar de reproducir la lista de despropósitos con que el Gobierno ha suplantado el demandado proceso de AA, basta parafrasear una cita recogida por Fernando Tinajero: si en tiempo de guerra entregar armas al enemigo es un delito de traición, con su incapacidad cada vez más expresa para aguantar la presión, RC es hoy por hoy el principal traidor de su propio movimiento.

Los políticos ecuatorianos parecen ciegos, al menos tanto como los medios de comunicación. Es como si nadie en este país que trabaje en la política pudiese ver evidencias tan claras como la hipocresía, la falsedad, la traición, el egocentrismo.

Los ejemplos sobran: "nadie" vio venir que "el chiquito Ricaurte", como le decían con cariño ciertos patriarcas, de joven sólo tenía la edad de su cédula de identidad, y que a nivel de cambio generacional no significaba nada.

El síndrome Ricaurte es parecido al síndrome RC, pues si la democracia es un proceso, AA y sus amigos se saltaron ni más ni menos que su propia cabeza. A menos que hubieran tenido el velado proyecto de erigir a RC como un Reagan latinoamericano de izquierda (es decir, un carismático imbécil que sirviera de comunicante de sus tanques de pensamiento), parece una irresponsabilidad entregar su liderazgo a alguien que, fuera de los tres meses de Ministro de Economía del gris Alfredo Palacio, no ha manejado en su vida ni el uno por ciento de responsabilidades que hoy maneja.

Pero ni RC es un imbécil ni lo están pudiendo contener, ni los intelectuales de la FLACSO ni los leninistas a su alrededor. Lo que impera en el Ejecutivo son los mismos resortes viriles y los espasmos ocurrentes que lo llevaron, con olfato tarimero, acompañado de boy scouts, cristianos y marketineros, a la Presidencia.

Y así, en la maraña de los nombres propios, en las miserias y las taras individuales, el proceso constituyente se nos va, poco a poco, por el retrete cultural de nuestra cañería intelectual, asesinado en su origen por sus propios padres.

Pobre izquierda ecuatoriana: tan cerca de Chávez y tan lejos de la autocrítica. Tan lejos de Marx y tan cerca de Don Bosco. Porque otra vez todo parece una cuestión de fe, en lugar de una construcción.


Por Santiago Roldós B.

Publicado  

Por: Ramón Danilo Morales Verduga

email: moralesverdugaramon@gmail.com

ÁREAS VERDES: DETERIORO EN PORTOVIEJO

En Portoviejo existen 35 parques en el área urbana. Quince de ellos son patios de áreas verdes y florales a los cuales no se les presta el mantenimiento necesario para que estos contribuyan con el desarrollo de la provincia.

El Municipio de Portoviejo no cuenta con el presupuesto para el sostenimiento de estos espacios. A esto se podría objetar lo siguiente: ¿Dónde está la planificación de la regeneración urbana que tanto hablan las autoridades municipales?

Wimper Fernández, Jefe de Áreas verdes y parques de la Empresa municipal de aseo (EMASEP), indicó que en la mayoría de parques existe un botadero de basura, donde muchas veces la entidad que realiza las labores de limpieza y sus trabajadores sufren las críticas de los ciudadanos y de los medios de comunicación; siendo la mayoría de responsables de la suciedad los mismos habitantes de los sectores aledaños a los parques que no se organizan para que éstos se conserven como grandes áreas verdes.

Los moradores son quienes deben de colaborar con las autoridades encargadas de la limpieza de los parques. Para ello es necesario la planificación de las mingas semanales que en varios sectores de Portoviejo sí se realiza. Claro ejemplo son los habitantes de los sectores del Parque de la Madre y del parque “El Mamey”, donde se han creado fundaciones que ayuden con presupuesto económico que es destinado para el mantenimiento y regeneración de los mismos. No obstante, los mandos municipales deben de incrementar su presupuesto económico para la llamada “REGENERACIÓN URBANA”.

Todo ha quedado en paupérrimos proyectos donde todo queda en una mala gestión. Esperemos que las autoridades y los habitantes ayuden de manera conjunta al mantenimiento de las áreas verdes que la ciudad tanto necesita, y no se deje de contribuir a la subsistencia de los parques.