Por los pequeños hinchas de Barcelona

Publicado  martes, 8 de julio de 2008

Por: Franklin Verduga Rodriguez (Guayquil- Ecuador)
Escrito publicado en el Diario El Universo el 8 de julio del 2008
Los recuerdos más bellos de mi infancia y juventud son los que viví junto al equipo de mi alma. Con seis años de edad entré por primera vez al Estadio Modelo para ver un clásico del astillero. Me llevó mi querido Tío Iván Vérduga Vélez, (emelecista hasta la médula), con el afán de que siguiera a su equipo. Más, se encontró con un niño que jamás claudicó, que jamás se rindió ante las bondades del eterno rival.

Mi hermano Gian Carlos y yo, en nuestra adolescencia, seguimos a Barcelona en distintas canchas del Ecuador, gracias a mi padre que nos llevaba para seguir al equipo. Después vino el sueño del estadio propio. Nuestros padres nos regalaron dos palcos que aún conservamos y que son mudos testigos de la gesta de la copa Libertadores que empezó el cacho Malbernat y culminó Brindisi con el Vicecampeonato.

Cómo olvidar el partido contra Oriente Petrolero en Bolivia y las lágrimas de emoción al vencer a River Plate. Cómo olvidar el partido contra Cerro Porteño y clasificar a otra final. Y cómo olvidar el último Campeonato en el 97, después de la gesta contra El Nacional, remontando el marcador de dos goles en contra y tener que hacer tres goles en la final contra el Deportivo Quito. Lo logramos.

Seguimos asistiendo al mismo palco pero ahora en compañía de nuestros hijos (Franklin Emilio y Giancarlitos). Nunca han visto Campeón a su equipo, pero están ahí. Y veo la pureza de sus miradas, los rezos para que no pierda Barcelona. Parece increíble pero es verdad, rezaban para que no pierda Barcelona en tantos partidos en los que han asistido estos pequeños hinchas. Se decepcionan, pero siguen ahí, con esperanza, con ganas de sentir lo que sintieron sus padres. No claudican, no abandonan. Ellos reafirman el sentir popular de la hinchada más grande del país. Y mi hermano y yo nos decimos los diciembres... ya vendrá otra temporada, pero no llega. Es indiscutible que la mayoría de la dirigencia que llega a Barcelona tiene afán de lucro y figuración. Se ha utilizado a la institución como plataforma política.

A Barcelona le han robado el alma, ya no existe esa “garra” que era característica y patente exclusiva de Barcelona Sporting Club.

Le queda una tarea dura a la actual dirigencia. Siempre tenemos que mirar atrás y ver quiénes son nuestros ancestros, nosotros somos lo que somos por ellos. Y Barcelona es lo que es por su historia, pero en vez de nutrir la mística y la vergüenza deportiva, estos 10 últimos años se ha hecho todo lo contrario.

Entonces, por favor, no cometan los mismos errores. Llenen de talento y amor toda decisión que tomen por el club. Recuerden esos ojos llenos de esperanza y pureza de sus propios hijos y tendrán la clave del triunfo y le devolverán el alma a nuestro queridísimo Barcelona. Den todo sin esperar nada a cambio, sin cálculos. Su satisfacción vendrá por añadidura.