Para algunos fue una decisión incomprensible e irrespeto hacia los que
merecía el galardón 2014. Para otros, fue el argumento acertado a la
participación goleadora individual, que prevalece como factor primordial en
todo lo relacionado al fútbol.
Cristiano Ronaldo fue compensado por segundo año consecutivo, con el
premio Balón de Oro, por su actuación destacada en el 2014. ¿Se lo merece?.
Conversaba con muchos periodistas, directores técnicos y jugadores del
fútbol profesional, sobre si era justo entregar este premio al atacante portugués. Todos coincidían que para
galardonar a un jugador con este estímulo, se argumenta su grado innato para convertir
anotaciones hasta el cansancio y que muy pocos argumentan su voto en otra
posición táctica que no sea la de un delantero. Revisé la historia de los
premiados desde 1956, y en muy pocos casos se premió a un arquero, defensor o
medio campista.
Claro está, que a pesar de las controversias sobre el premiado, las
votaciones vienen por parte de periodistas especializados en el tema deportivo,
por estrategas de las selecciones nacionales y por los capitanes de los países
adjuntos a la FIFA. Cada quien tiene su pensamiento. Con sentimiento de por
medio o argumento subjetivo, el voto es lo que cuenta al final de todo.
En los últimos 5 años entre CR7 y Lionel Messi, se repartieron este
galardón. Una prueba fehaciente, de que poco importa qué país se consagre campeón
del mundo. En los últimos años, Bayer Múnich de la mano del entrenador Jupp
Heynckes ganó todo a nivel de clubes.
Solo dos de sus pupilos, Franck Ribéry y Manuel Neuer ocuparon las
terceras casillas en la premiación final. Otro argumento reiterativo, que por
sobre todas las cosas, la base del reconocimiento consagra a la eficacia goleadora del artillero.
Al plano de la relegación quedó el recordado arquero Neuer. No le valió
ser figura del mundial y haber levantado el título con la selección teutona.
También se olvidaron de reconocer el brillo de los marcadores centrales y los distintos
laterales. A ellos, también les sobra el talento en sus manos y pies,
respectivamente, para mostrar la espectacular magia futbolera con la número cinco. Sin embargo, a muchos les
faltó el verdadero poder mediático que se necesita en esta clase de contiendas…
(RMV)