NO MANCHEMOS EL FÚTBOL CON SANGRE

Publicado  lunes, 11 de enero de 2010

En los tiempos de guerra, mendicidad y desacuerdos políticos, siempre el fútbol ha sido sinónimo de olvido y de alegría consoladora para los seres humanos que viven en medio de la desolación y desesperación constante. Ha sido elocuente, el grandioso apogeo y placidez que desborda el balompié mundial cuando se celebra un torneo internacional, tanto de equipos como de selecciones.
Sin embargo, cuando sucede lo contrario y los hechos de violencia son parte inmisericorde de los grupos que violentan la paz mundial, todo se inclina hacia lo penoso y trágico. Ante la víspera de la celebración de la Copa Africana de Naciones, el autobús de la selección de Togo fue abaleada. Justo antes de cruzar la frontera entre Congo y Angola, el viaje, del representativo de los Gavilanes, se vio interrumpido por varios hombres de la comunidad de Cabinda, que comenzaron a disparar sobre el autobús dejando un saldo de al menos nueve heridos, entre ellos dos de los futbolistas, y la muerte del chofer del camión. Luego de dos días, el asistente técnico y el jefe de prensa fallecieron en una clínica de la localidad. La guerrilla separatista del Frente para la Liberación del enclave de Cabinda (FLEC) se atribuyó el ataque.
La comunidad internacional repudió el hecho y los amantes al deporte más hermoso del mundo: el fútbol, vieron con asombro e impotencia las imágenes del delantero del Manchester City de Inglaterra, Emmanuel Adebayor, quien junto al resto de sus compañeros derramaban lágrimas de consternación y de espanto ante la experiencia vivida por cerca de media hora de pleno tiroteo al carro que los movilizaba.
Con este ejemplo de salvajismo inhumano y despiadado por parte de los rebeldes africanos contra jugadores de su mismo continente, ¿Se puede hablar de la paz mundial en el fútbol? ¿Se puede pensar que el continente africano está totalmente organizado para ser parte de la organización de un campeonato del mundo? Es verdad que ante estos hechos, las medidas de seguridad se han de haber redoblado. Sin embargo, para nadie es fácil olvidar un episodio tan desolador y trágico como el que vivieron los futbolistas tolgoleños, que al final decidieron volver a casa y no participar del evento que se celebra cada dos años en ÁFRICA.
Fútbol no es solamente alegría o encontrar la solución de todos los problemas. No es tampoco un espacio de desahogo general por parte de los antisociales. El fútbol es sólo un deporte que conlleva una de las actividades menos buscadas por los seres humanos: LA FELICIDAD MOMENTÁNEA. Si antes el balompié desbordaba mecanismos épicos que iban de la mano con la paz infinita, ya no lo es. En estos momentos, el deporte más hermoso del mundo se manchó una vez más con sangre, pero con características de guerra, como lo vemos en la vida diaria en el resto del mundo, especialmente en los países árabes. El fútbol es solo un deporte. Un deporte más que hermoso, donde no se necesita ni un arma, ningún tanque de guerra y ningún muerto. Solo se necesita patear un balón y gritar: GOOOLLLLL…. (RMV)