No es un plato de comida que huele bien o que vamos a servir. A lo que haremos referencia, son a las continuas denuncias de los deportistas del Ecuador, tras sus participaciones en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Muchos precisaron que no viajaron con un médico, que fueron sin fisioterapeutas, sin balas para las competencias en tiro práctico, que no corrieron con el soporte de gastos, que tuvieron que rogar por lo que les correspondía. En fin, destaparon la olla de supuestas irregularidades en varias disciplinas deportivas. Responsabilizar a las autoridades de la cruda realidad no solo nos puede llevar a tener conceptos claros del tema. Lo ecuánime sería que, haya argumentos de lado y lado para comprobar lo que se dice. No creo que algunos vayan a lanzar estiércol con el ventilador prendido.
No obstante, muchas de las denuncias conocidas por los deportistas no son nuevas. Algunos callaron durante años y esperaron que Richard Carapaz, exponga los distintos inconvenientes. Claro, él es palabra venerable por cuanto ganó una medalla de oro y por los éxitos que ha tenido. ¿Surtían efecto las declaraciones de un deportista sin medalla o sin la trascendencia que tiene el ciclista a nivel internacional? Creería que no.
Aplaudo la valentía de muchos deportistas en denunciar. También aplaudo la frontalidad de algunas autoridades en reconocer lo que se debe mejorar. Pero, como siempre digo, que esto no quede en lo momentáneo y mediático. Tampoco, que lo que se evidenció un día, no cambie con el paso de los años. Los deportistas deben tener todo el apoyo del estado ecuatoriano. Debe surtir efecto la famosa y trillada frase “EL DEPORTE DEBE SER UNA POLÍTICA DE ESTADO”.
Este gobierno que lleva pocos meses de posesionado, debe exponer a los responsables. Cueste lo que cueste. Evidenciar si la famosa Ley del Deporte dará resultados y, si es posible, comenzar a investigar a distintas federaciones del país. En la vida y en el deporte: “Escoba nueva, debe barrer bien” …RMV
