Nunca vimos nada igual

Publicado  viernes, 11 de marzo de 2011

HAY ARTÍCULOS DEPORTIVOS QUE DESTACAN POR LOS ARGUIMENTOS IMPORTANTES Y QUE ME GUSTA PONERLOS EN ESTE BLOG..ESTA VEZ, COMPARTO CON USTEDES UN ARTÍCULO DEL DIARIO EL UNIVERSO DE GUAYAQUIL, EN DONDE ES COLUMNISTA DEPORTIVO, EL PERIODISTA JORGE BARRAZA...SALUDOS CORDIALES


Por Jorge Barraza (jbarraza@sinectis.com.ar)

Columnista de Diario el Universo: "Alguien tenía que decirlo"


Nadie deberá contárnoslo dentro de 30 años, no se podrá deformar la verdad, están los videos de cada partido, a color y con 20 cámaras, todos podemos disfrutar del mejor equipo de la historia del fútbol en vivo y en directo. Ahora. El Barcelona será una leyenda que atravesará décadas y nosotros tenemos la fortuna de ser sus contemporáneos.

Nunca un equipo jugó así al fútbol, con tal dominio, con más contundencia, regularidad o preciosismo. En un día regular anda por el 65% de posesión. Esta máquina de Guardiola combina la agresividad en ataque con la ferocidad en la marca, el buen gusto en el estilo con el esfuerzo de su persistencia. La velocidad en ataque con la paciencia para encontrar el hueco por donde perforar al rival. Busca agradar desde el minuto 1 al 90, marca un gol y va inmediatamente por el otro, termina un avance y retrocede a todo vapor para recuperar el balón e hilvanar otro ataque. Es insaciable, generoso y tenaz. No se permite un minuto de relajación en su intento por superar al adversario y generar el máximo espectáculo posible.

El mundo entero sabe cómo jugará el Barça el próximo partido: igual que este ante el Arsenal, que los 200 anteriores y que los próximos cien. Y esto vale para la Liga española, para la Copa del Rey y para la Copa de Europa.

Posee un grupo de individualidades brillantes que actúan rigurosamente en función de equipo. Por eso debió marcharse Zlatan Ibrahimovic, un dudoso crack con ínfulas de divo que jugaba solo para él. Nunca entendió el espíritu del Barça. En este esquema mental del once catalán, la solidaridad es una bandera. Hasta Lionel Messi aporta al pozo común.

Para quienes sostienen que la de España es una liga de juguete en la que coexisten dos buenos equipos con 18 malos, para quienes piensan que la de Inglaterra es superior, valgan estos dos juegos entre Arsenal y Barcelona: el Barça fue 100.000 veces superior a los cañoneros, en las dos canchas. El muy buen equipo inglés (que lo es) tuvo que montar casi dos líneas de cinco para sofrenar la actitud avasallante del cuadro azulgrana. El vendaval lo obligó a edificar barricadas en el medio y tapiar la defensa para impedir que el agua se le filtrara por todas partes. Aun así, terminó inundado.

En la ida, la carambola que siempre está latente en este juego, le dio una victoria inmerecida al club londinense. En la vuelta, un infortunado autogol de Busquets le reportaba un insólito empate. Pero en seguida le dieron un baño de realidad. En juego, el Barcelona lo pisó. El 3-1 es un guarismo engañador, debió ser 5-0 o 6-0.

Jamás, en casi 50 años de fútbol, nos había tocado ver a un equipo que no rematara una sola vez al arco, como este Arsenal. Ni desviado ni parado por el arquero. Hace poco, Defensor de Montevideo goleó 9-0 a Sport Huancayo, de Perú. Hasta el Huancayo buscó 5 o 6 veces el arco. Mal, pero probó.

Lo humorístico es que el entrenador Arsene Wenger dijera después de la eliminación: “Si no nos echaban a Robin van Persie les ganábamos”. Es como si vamos con el auto por la calle, discutimos con otro automovilista, nos bajamos a pelear y el tipo resulta ser un oso de dos metros. Cuando estamos a un centímetro de ser apaleados, unos transeúntes nos separan. Entonces, al mejor estilo Wenger, decimos: “Si no me sostenían, lo mataba”.

Hace años que el Arsenal, un club de presupuesto altísimo y gigantesca popularidad, no gana algo importante. Una semana atrás perdió casi inexplicablemente la final de la Carling Cup con el Birmingham, que iba último en la Liga Premier. Hasta un señor con la reputación de Wenger debe salir a vender excusas.

Van Persie no es un futbolista inteligente (tuvo un Mundial horroroso) y lo demostró haciéndose echar tontamente. Estaba amonestado y recibió la segunda amarilla por una incorrección. No puede negar la ley diciendo que no escuchó por el ruido del ambiente. Entonces nadie hubiese oído el silbato en las otras faltas. El holandés pudo haberse bañado temprano ya por el manotazo a Dani Alves en el primer tiempo. No cabe ninguna queja. Además, el partido no cambió un ápice; antes y después de la roja, el Barça abrumó al Arsenal. Y el juez ignoró un penal de Diaby a Messi en el primer tiempo. Muy claro, por cierto. Pero son anécdotas dentro de un partido espectacular, monotemático.

El Real Madrid es porfiado, se desespera por llegar a las finales con el Barcelona. No sabe en qué lío se mete. Ya le ha marcado de a cinco, de a seis. Un día le va a hacer siete. Lo mejor que podría sucederle es no pasar de las semifinales.

Muchos dicen que Messi juega como juega por Xavi e Iniesta. Si ellos dos han hecho este jugador, pues entonces mandemos más. Enviemos pataduras y que los conviertan en fenómenos. Hay que aprovechar.

Para el recuerdo: la bellísima y original definición de Messi en el primer gol y la extraordinaria triangulación Iniesta-Villa-Xavi en el segundo. Hacen paredes de 50 centímetros con precisión quirúrgica. Y en medio de la espesura del área, entre un bosque de piernas. Terribles, imparables, atrevidos.

Hay que entrar en las páginas de Marca, de El Tiempo, de decenas de medios y ver los correos que manda la gente. De cada uno que aplaude el fútbol del Barça, siete están enojadísimos, furiosos casi. Hay millones agazapados, esperando que pierda el Barça. Pero es posible que Guardiola, Xavi, Messi, Alves e Iniesta no les den el gusto. Puede que ganen otra vez la triple corona.

Muchos protestan que el Barça ganó por el juez suizo Massimo Busacca. Como dice la publicidad de la cerveza: se aconseja beber con moderación.