Se acabó el
sueño mundialista de Ecuador con miras a Rusia 2018. La alucinación futbolística y
deportiva llegó a su fin con el show de Leonel Messi en el estadio Olímpico
Atahualpa, en donde Argentina, obtuvo la clasificación a la cita ecuménica, que
le era esquiva hasta esa última fecha.
La
tricolor inició el camino con 4 victorias consecutivas que lo orientaban hacia
su cuarto mundial. Luego, la historia que todos saben: Necedades,
inconsistencias deportivas y paupérrimos resultados que concluyeron en 6
derrotas sucesivas. Una de las peores estadísticas desde la participación en
las clasificatorias a Francia 1998.
A nivel
dirigencial habrá que mejorar en muchas cosas. No solo es cuestión de ordenar
la casa en el ámbito económico o administrativo. Hubo errores en las bases
futbolísticas que en los últimos años, no rindieron sus frutos.
Falta más
de un año para las famosas elecciones en la Federación Ecuatoriana de Fútbol, y
es elocuente que muchos tendrán ideas de renovar o querer continuar. Aquello se
verá con el paso de los meses, pues responsablemente debe existir la contratación de un DT que lleve a la
selección a Qatar 2022.
En cuanto
a los jugadores y su falta de eficacia en las eliminatorias, hay que ser ecuánimes
y directos: “A la selección van los que estén en buen momento deportivo y los que
quieran defender responsablemente al país”. En torneos como éste, todo pasa factura durante
o al final del recorrido. Y Ecuador lamentablemente, siempre sufrió de
inconsistencias futboleras en varios tramos, que lo enrumbaron hacia la desilusión
mundialista.
Que todo
haya servido como aprendizaje. Hay una frase que siempre prevalecerá en el mundo de
la vida como en el fútbol: “NO ES COMO
SE COMIENZA, SINO, COMO SE TERMINA”. La lección deportiva debe haberse insaturado
en la conciencia de cada uno de los que formaron parte de esta quimera
mundialista, que culminó en una verdadera “PESADILLA FUTBOLÍSTICA”. (RMV)